miércoles, 20 de septiembre de 2017

LA TORTUGA TREPADORA. SEGUNDA PARTE


Hoy hemos decidido cuál será el final del cuento. Se han barajado muchas opciones. Aquí va la resolución final de la historia:

La cigüeña negra llegó a Puerto Peña y se posó en su nido, justo en la parte más alta del roquedal. Allí cerró los ojos e intentó dormirse mientras las últimas luces del día se perdían en el horizonte. "Vaya, parece que no soy capaz de pegar ojo" se dijo a sí misma. "Qué raro. Si yo siempre duermo todas las noches del tirón. Voy a darme la vuelta, a ver si así consigo conciliar el sueño"

Resultado de imagen de Puerto peñaPero por más y más vueltas que dio no fue capaz. Hasta que a eso de las tres de la mañana se levantó y se dio cuenta de que no podía dormir por culpa de los remordimientos. "He sido mala. Muy mala. La tortuga necesitaba mi ayuda, y yo, en lugar de echarle una mano, me he marchado sin más. Tengo que hacer algo"
A la mañana siguiente la cigüeña fue a buscar a Colqui. La encontró allí, en mitad del cemento del canal, muerta de sed y hambre.

- ¡Tortuga! ¡Soy yo, la cigüeña negra! ¡Vengo a ayudarte!
- ¡Hola, cigüeña! ¡Gracias! ¿Vas a sacarme de aquí? 
- ¡Siii!
- ¿Y cómo? Te advierto que soy muy grande y pesada.
- No te preocupes. Tengo un plan ¿Sabes surfear?
- Sí, un poco. A veces me quito la concha, me subo encima de ella y cojo las olas del canal.
- Entonces todo solucionado. Prepárate para surfear la ola más grande de tu vida.
- ¿Qué vas a hacer, cigüeña?
- Tú tranquila. Simplemente prepárate.

Dicho ésto la cigüeña regresó a Puerto Peña. Una vez allí, y aprovechando un descuido de los trabajadores del canal, se coló en la sala de control de las compuertas y con su largo pico rojo presionó el botón que abría el curso de agua. Al instante una gran ola comenzó a correr canal abajo. 

Entretanto Colqui esperaba. Empezó a oír un ruido sordo, como un trueno lejano que venía de las montañas. Primero flojo. Luego más fuerte. Finalmente ensordecedor. Sin duda alguna era la ola, que ya llegaba. Luego, de repente, girando una curva del canal, un gran muro de agua rugiendo y saltando contra las paredes de cemento. Colqui se preparó. Tenía miedo - "Uff"- Se dijo -  He surfeado olas, pero ninguna tan grande como ésta. Tendré que hacerlo muy bien si quiero salir de aquí" - Colqui subió a su concha, se agarró fuerte y... ¡surfeó! Cogió la ola, salió volando y fue a aterrizar entre unas matas que allí había ¡Lo había conseguido! ¡Estaba fuera! Volvió a ponerse la concha, se sacudió el polvo de la caída y anduvo cuesta abajo hasta llegar al embalse de Orellana. Allí vivió feliz y contenta tomando el sol, comiendo peces y bebiendo agua, mucha agua. Si algún día vais a bañaros por allí, quizá la veáis tomando el sol sobre aguna roca.

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